EL torturador prepara su lanzamiento a diputado y hace campaña desde la cárcel.
Arenga a sus seguidores por teléfono desde el penal de Marcos Paz. Anoche los había convocado para la inauguración de una sede del Paufe en Ingeniero Maschwitz, pero le fallaron las comunicaciones. Lo acompaña toda su familia.
Primero fueron las pintadas Patti 2009 en los paredones de Escobar, ahora la arenga a sus seguidores por teléfono, con la línea conectada a un altoparlante: el torturador Luis Patti hace campaña desde la cárcel. Para eso se habían reunido durante la inauguración de una nueva sede del Partido Unidad Federalista (Paufe) quienes lo siguen. Lo mismo había ocurrido ya en noviembre, pero esta vez no pudo ser. “En Marcos Paz los teléfonos públicos son satelitales y hay problemas para comunicarse”, dijo a Página/12 su hijo Luis, ya lanzado como candidato a concejal.
Aunque el Congreso impugnó su diploma de diputado electo obtenido en 2005 e impidió que asumiera en una banca y en 2007 le quitó los fueros a pedido de la Justicia, el represor no se da por vencido y vuelve a la política. Y para eso trabajan todos los Patti mientras él da órdenes y escribe discursos en el pabellón de lesa humanidad de la cárcel de Marcos Paz. Está detenido allí desde noviembre de 2007 por haber secuestrado al ex diputado justicialista Diego Muniz Barreto y su colaborador José Luis Fernández, por el homicidio de Gastón Gonçalves, las desapariciones de Carlos Souto y los hermanos Luis y Guillermo D’Amico y por la detención ilegal de Osvaldo Arriosti. La Cámara de Apelaciones confirmó su procesamiento y la fiscalía ya pidió el juicio oral.
La cita anoche era a las 20 en Maipú y Entre Ríos, en Ingeniero Maschwitz, y estaban todos: sus hijos Ignacio, Luis (que es concejal de Pilar y quiere renovar mandato) y Maximiliano, director de Turismo de la Municipalidad de Escobar, además de su mujer, Elizabeth Ferraro, y su suegra, la diputada mandato cumplido Nélida Manzur. En noviembre dicen haber juntado 700 personas; anoche había menos de la mitad cortando la calle y bailando al ritmo del jingle de campaña con ritmo tropical: “Vamos con Patti, todos a ganar”. Los afiches ya fueron impresos con la imagen de Luis Patti padre e hijo y adornaban tanto la casa partidaria que estaba a punto de ser inaugurada como la camioneta roja de campaña. Mientras una señora muy maquillada y con batido de peluquería entregaba corazones de cartulina amarillos con el apellido del torturador escrito en fibra negra, otra militante paufista ofrecía jugo a los presentes. Pocos pero ruidosos, se ovacionaron a sí mismos a medida que el locutor nombró sus barrios.
“La gente nos dijo que quiere volver a la época de Patti, que estaban más contentos, cada vecino tenía una solución cuando venía a la intendencia y no se castigaba a nadie por la forma de pensar”, dijo Luis Patti hijo, a la hora del discurso. “Mi padre nos enseñó a cambiar la política desde adentro, por eso estamos formando una nueva dirigencia”, agregó. Un rato antes había practicado su rol de político en campaña manteniendo un diálogo con el cronista de CQC. “Nada cambió, su padre se vinculó siempre a la gente con un aparato eléctrico”, quiso bromear el notero, en alusión a la picana y a la comunicación telefónica desde la cárcel que no se produjo. “Bueno, como vos con el micrófono”, replicó el hijo del procesado por violaciones a los derechos humanos. “La de su padre sí que es una candidatura testimonial”, siguió Pablo Camaití, a lo que su entrevistado respondió: “Es un preso político”.
–Le regalo un slogan de campaña, Patti no le va a robar porque ya está preso –dijo el enviado de CQC.
–Es tu opinión. Está preso por otra cosa –contestó Luis Patti hijo.
–Por delitos de lesa humanidad, secuestros y homicidios –intervino esta cronista.
–Sí, bueno, eso lo va a decidir el juez. Si me disculpan...
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